jueves, 31 de marzo de 2016

Arrullo

Tu llanto inquieto rompe el silencio de la madrugada.   Tu sueño tranquilo de siempre se ha escapado.   Ni aún tú conoces la causa de tu lágrimas.

Despierto inquieta sin saber que te aqueja, cubro los puntos comunes con poco éxito.   Sigues llorando, te sigues estremeciendo.

El sueño pesado de mis ojos desaparece.  Qué es lo que tienes mi cielo?
Qué te roba el sueño, qué te impide descansar?

Enciendo la lámpara a mi lado.  Limpio las lágrimas de tu hermoso y pequeño rostro.   No sé que más hacer.

De pronto se me ocurre una idea feliz; te tomo en mis brazos, te acuno en mi regazo. Te canto un arrullo.   A veces te veo tan grande que olvido que aún eres pequeña, aún cabes aquí en mi regazo.

Comienzo a escuchar tu respiración calmándose. Te relajas, empiezas a tranquilizarte.  Te duermes.

La luz de la luna traviesa se cuela por la ventana e ilumina tu rostro.  Descansas.
Aún nuestros corazones se comunican, se sincronizan, se arrullan.

Duerme en mis brazos amada niña, sueña con princesas y dragones, con gatos y dinosaurios, con muñecas y fútbol.  Duerme y descansa niña bella, juega y sueña con mi arrullo.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Un te amo

Era una vez un "Te amo" vagando en este mundo.   Algo confundido, algo devaluado.   Había pasado de ser una mezcla perfecta de ágape, fileos y eros, para convertirse en dos palabras sin sentido deambulando por aquí y por allá.

Tantas bocas le habían pronunciado, tantas lenguas extranjeras habían cambiado su nombre que a veces ni se reconocía a sí mismo.
Era el I love you, de los de habla inglesa, el Ti amo de los italianos, Eu te amo en portugués.  A veces sonaba fuerte; Ich liebe dich, ladraban los alemanes y su favorito, el Je t'aime parisino.

Pues paseaba de boca en boca, perdiendo un poco de su esencia en cada persona.  De pronto lo decían por aquí y por allá, sin sentirlo, sin entenderlo, y era justamente de esa manera como perdía poco poco su significado, se desvanecía.

Soñaba con encontrar unos labios y un corazón que lo entendieran.  Que le dieran cuerpo y presencia cuando lo pronunciaran.  Por esa esperanza aceptaba ir y venir en su búsqueda de un corazón sincero.  
Le había sucedido.  Salía de labios de madres que besaban a sus hijos.   De pronto, un par de enamorados.  Aunque hacía ya tiempo no pasaba.

Entonces sucedió.  Llegó a su corazón.  Él se había prometido no habría nadie más, había dejado de buscar el amor.  Y ella llegó.  Tenía ese "Te amo" viviendo cobijado en sus ojos.  Se alimentaba de su brillo.  Él la miró y fue entonces cuando llegó directo a su corazón.   

Ese pequeño te amo sintió como un calorcillo lo alcanzaba y se iba expandiendo, haciéndole crecer, llenando ese corazón que lo albergaba y como se extendía por todo su cuerpo.
Paseaba de los labios de Él  a los de Ella, creciendo y vivendo su sueño habitar en un par de labios que entienderan y sintieran la plenitud de su significado.

martes, 29 de marzo de 2016

Acuerdo

Amor mío, acuerdo contigo, no estar siempre de acuerdo.  Acuerdo ser tu compañera siempre honesta, siempre sincera.
Acuerdo ser siempre yo, y ser un libro abierto para ti, para me leas, me interpretes, me conozcas hasta el último renglón.

Acuerdo amarte en libertad y darte tu espacio para ser, para soñar y para pensar. Tu espacio para que seas tú.  

Acuerdo nunca tratar de cambiar tu esencia, ni moldearte a mi antojo.  Jamás te atropellaré de esa manera, como jamás lo has hecho tú conmigo.

Acuerdo ser siempre paciente y esperarte sin presionar.  Amarte completamente, ser tuya completamente y que en ese momento lo sientas así.

Acuerdo confiar en ti siempre, y en tu amor.  Saber la fuerza que en él habita y la libertad con la que siempre ha crecido aunque otros no lo puedan comprender.

En fin acuerdo amarte como hasta ahora lo he hecho, con entrega y libertad, siendo tuya por elección y no por obligación o costumbre.  Acuerdo ser tu amor, tu amiga, tu amante y entregarme por completo dejándote ser, estar y compartir tu vida a mi lado, de la manera que hemos elegido.
  

jueves, 24 de marzo de 2016

Campo de flores

Deliciosa lozanía ante mis ojos.  Fresco verdor que calma toda ansiedad, que invita a descubrir, que incita a amar.  Pequeñas salpicaduras amarillas que visten de alegría el campo, que llenan de dicha el corazón.

Tú y yo de la mano andando en medio de la hierba apacible, creando senderos nuevos, explorando esa delicia floral.

Nos miramos bañados por los rayos del Sol derramados desde un hermoso y celeste cielo inmenso.  El viento fresco agitando mi cabello, nuestros rostros iluminados, no sé si por el brillo del sol o la alegría inmensa de estar juntos.  

Tomas una florecilla y la pones en mi cabello, acaricias mi mejilla, deslizas tu dedo por mi nariz y me besas con ternura.
Seguimos andando por ahí, de la mano, mientras hablamos de todo y de nada, riendo como un par de adolescentes.

Despierto de mi ensoñación, mientras te pienso e imagino en ese campo de flores, fue lindo mientras duró.  Pasear contigo en un campo de flores, capricho de mi corazón.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Música



Ella no sabía nada de música, la disfrutaba mucho, pero no era un talento que le hubiese sido dado.  Escuchaba diferentes melodías, cadenciosas, rítmicas, suaves, lentas, rápidas y las apreciaba, pero no podía producir música.

Un día pérdida en un adagio, nostálgica y melancólica le miró.   Él traía su propia melodia.   De pronto sintió como sus notas se mezclaban con las suyas mientras se acercaba.

Sentados, contemplaban el firmamento envueltos en las notas más dulces y bellas que habían existido.  Su música se mezclaba con la de él creando una nueva, una que jamás había sido escuchada.

Él la abrazaba con sus acordes, la acariciaba con sus notas, la hacía vibrar con su ritmo.  Ella nunca había disfrutado tanto de la música.  No sabía nada de música pero la entendía con el alma.  Así se comunicaba con la de él.

Cada palabra que él le daba se convertía en canción, ella era su musa, no era necesario que supiera de música.  Él se lo explicó: ella era música, era melodia del alma, era canción, su canción.

martes, 22 de marzo de 2016

Felicidad

El caminante se detuvo un día en un parque a descansar.   Tanto había andado por la vida, que se sentía cansado, hastiado.

Recordaba el día decidió que quería ser feliz, solo que no sabía cómo.   Comenzó preguntando a las personas que le rodeaban, cual era el camino hacia la felicidad.

Muchos no supieron que decir.  Unos le dijeron que se enamorara, así que buscó alguien de quien enamorarse.  Sin embargo, no entendía que el amor es un sentimiento extraño que no obedece a deseos egoístas.  Y como su propósito era únicamente su felicidad, el amor no se acercó a él, así que no conoció esa felicidad.

Otros dijeron:  "viaja, recrea tu alma".  Así que corrió desesperadamente por todo el mundo viendo, conociendo esperando encontrar la felicidad a la vuelta de la esquina.  Pero tan obsesionado estaba con ello, que olvidó en sus prisas contemplar lo que había a su alrededor, así que no obtuvo ningún gozo, solo cansancio.

Finalmente alguien le dijo: "Busca la riqueza.  La riqueza da poder, tranquilidad y con ello viene la felicidad".  Así que lo hizo.  Se deslomó trabajando mañana, tarde y noche hasta que reunió tanto dinero como quiso.  Se volvió exitoso, poderoso.  Y aún así no era feliz.

Salió de su lujosa y fría casa caminando, hasta que llegó a ese parque.   Se sentó a pensar.  No comprendía porque la felicidad huía de él.  Había usado su vida en buscarla, en perseguirla, sin lograrlo.

Y entonces la vio de lejos.  Un chiquillo corría con sonoras carcajadas mientras su padre le perseguía fingiendo ser un monstruo.  Ambos se veían radiantes, se veían... felices.  Miró hacia otro lado.  Una mujer se mecía en el columpio con una niña pequeña.  Reían, gritaban.

En otro lado vio una pareja de ancianos sentados en una banca.  Platicaban.  Ella acariciaba su plateada cabellera mientras él la contemplaba como si fueran un par de adolescentes.

No lo entendía.  Nadie ahí tenía más dinero que él, ni conocía el mundo como él, ni había tenido a las mujeres mas bellas.  ¿Por qué ellos si habían encontrado la felicidad?
Se levantó para irse mientras veía a una familia comprando un helado mientras caminaban de regreso.  Se dio cuenta que la felicidad estaba en las pequeñas cosas.  Que se construye con entrega, que no se persigue sino que es el producto de tratar de hacer felices a los demás y de apreciar lo que era y tenía.

Un reconfortante calorcillo calentó su corazón, sabía donde estaba, ya no la perseguiría.  Sabía que dentro de poco llegaría a él.  La veía y la sentía tan cercana.

lunes, 21 de marzo de 2016

Poesía

Eres la poesía que me acaricia.   Tus letras se derraman de tus dedos y acarician mi ser entero.  Me recuesto en tus versos y mientras jugueteo con tu rima.

Cada palabra perfectamente colocada sabe que fibra tocar de mi alma.  Me conoces, sabes qué decirme.

En el libro de tu corazón, anidan miles de palabras, todas nuevas, esperando a ser plasmadas en un nuevo verso que forme quizás un soneto.  Una muestra de amor, que plasme todo lo que sientes.

Sembraste tanta poesía en mi ser, que se reproduce, se recrea y se derrama.   Se desborda por ti.  De amor por ti.

Has despertado la poesía que vive en mi.  Voy enlazando palabras cual hilos de seda tejiendo, preparando el terso lecho dónde hemos de reposar, donde nuestras palabras se unan, se mezclen, se acaricien.

Cada día surgen nuevos versos que te llaman, haces nacer de mí la poesía que te anhela, cada rima vuela hacia ti cuál mariposa enamorada buscando anidar en tu corazón, mecida en la dulzura de tus manos, acariciada una y otra vez por tu divina poesía.

Escribe en el libro de mi alma, llénalo de tus versos, déjame seguir siendo por siempre y cada día la musa que te inspira.  Sígueme haciendo tuya con tu poesía.

viernes, 18 de marzo de 2016

Firmamento

Se sentía dueño del firmamento.  Cada noche, al salir a su caminata nocturna, miraba al estanque y se perdía en ese cielo estrellado al ras del suelo.
Entonces, se le ocurrió que podía tomar poco a poco esas estrellas, irlas guardando.  Así que a partir de ese día tomaba una cubeta cuando salía por su paseo nocturno.

Elegía aquella constelación que quisiera para su colección y despacio sumergía la cubeta para tomar las estrellas sin que se escaparan.

Había construido un espejo de agua donde poder conservar sus estrellas  recolectadas.  Cada día lo iba llenando un poco más. Cada  día tenía un poco más de estrellas.

Poco después, ya no fue necesario ir al estanque.  Había recolectado todas las estrellas.  Se sentaba a un lado y las admiraba y las admiraba.   Metía su mano lentamente para acariciarlas sin que se asustaran.  Sabía que si se apresuraba, se esconderían un rato hasta que las aguas se amansaran de nuevo.

La gente le juzgaba loco.  No comprendían como podía estar en esa absurda contemplación nocturna.  A él no le importaba.  Era el único lugar donde se sentía en paz para admirarlas, ellas alegraban su ser interior.

Y entonces llegó ella.   Sus ojos negros como el firmamento y brillantes como la mas cristalina de las aguas le miraron sentado junto al espejo de agua.

El vio como esos ojos serenos y profundos, como la nada, robaban una a una  sus estrellas.  Se acercó a ella.  Admiró el cielo en su mirada.   La amó en ese mismo instante.

Extendió su mano y ella se le entregó.  Su corazón se llenó de dicha. Al fin había encontrado el mejor refugio para que habitasen sus estrellas.

jueves, 17 de marzo de 2016

Distancia.

Hay quien dice que la distancia es relativa.  Que con la decisión y el deseo suficiente, fácilmente puede ser sorteada.

¿Cómo acortar tu distancia y la mia?
¿Cómo robar el tiempo y la presencia que anhela mi alma?
¿Cómo pretender que no existe toda esa tierra y todo ese mar que nos separa?

Suspiro.  Miro hacia el cielo estrellado y le ruego a la luna.  La misma que tú contemplas, que te lleve mis suspiros.  Todos ellos.

¿Qué pasaría si estuvieras aquí?, se pregunta mi mente.  ¿Qué sucedería si mis manos pudieran tocarte, si mis labios acariciaran los tuyos, si pudiera verme en tus ojos?

Me mantiene la esperanza.  La ilusión de que un día estarás.  De que llegará el momento en el que acabarás con esa distancia.  En que cruzarás mar y tierra hasta llegar a mi lado.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Abismo.

Ella fijó  su rumbo temerosa.  Sabía que se acercaba al punto sin retorno, que a partir del siguiente instante nada sería igual.
Con el bullicio de mil mariposas en su vientre, respiró profundo y se dirigió a su destino mientras se preguntaba si debía o no.

"¿Descenderé a los abismos o permaneceré en tierra firme?"  Se preguntaba a cada paso que daba.  Una lucha intensa se gestaba en su interior, hasta que llegó al fin.

"¡No lo pienses más" se dijo y con el arrojo que la emoción proporciona, se dirigió a su encuentro mientras seguía la lucha dentro de sí.

Entonces le vio y se miró reflejada en sus ojos y supo que estaba perdida.  Extendió los brazos y sin más, dio un salto al vacío sin siquiera saber lo que pasaría.

martes, 15 de marzo de 2016

Tiempo

El tiempo, siempre tan relativo, siempre tan caprichoso.  Padre Tiempo, le llaman. Ya no recuerda los días de su juventud.  Tanto ha andado, tanto ha visto, tanto que ha escuchado.

En su andar ha visto nacer, crecer y morir a la humanidad misma.   Ha visto reinos surgir y caer en un círculo sin fin donde solo cambian los rostros y los colores.   De pronto se siente ya fatigado.
Odia lo repetitiva que puede ser la vida.  Reinos, caudilllos, traiciones.  Lo ha visto todo.

Lo que más detesta Padre Tiempo, es toparse con los locos enamorados.
Egoístas como niños pequeños, le reclaman cada instante, cada segundo que anda su pie.  Le culpan de ir muy rápido si están juntos y a la vez de ir muy lento si están separados.
Si supieran que va arrastrando sus pisadas, que ve todo tan lento, que apenas se mueve.

Sus infinitas  despedidas, como los terribles cinco minutos más del que abraza su almohada, como el otro ratito más de los niños que juegan.
"¿Qué culpa tengo yo?" piensa hastiado.  "Yo solo camino, mi andar es mi trabajo.  Debo ir por este círculo sin fin mientras veo como cambian los paisajes y los rostros.

"Ojalá entendieran que tan solo camino por unos instantes a su lado, que sus vidas son tan efímeras. Que lo que quieran hacer mientras ando a su lado, es su propia decisión"
Padre tiempo sonríe melancólico mientras ve otros dos locos enamorados, incapaces de soltarse de un abrazo infinito.  "Está bien pequeños, pararé unos instantes a descansar... por el momento, sean tan felices como puedan serlo"

lunes, 14 de marzo de 2016

Ojos

Sus ojos eran tan transparentes como dos ventanas abiertas.  Quien los mirase con atención podria saber lo que había detrás de ellos.

Alegría, tristeza, enojo, sorpresa, desesperanza.  Cualquier emoción o idea se proyectaba en ellos, con total claridad.

Quiso un día que eso cambiara para siempre.  Buscó a alguien que le enseñara a sus ojos a mentir.  A fingir siempre  alegría, a fingir que todo estaba bien.

Encontró a grandes maestros histriónicos que dijeron llenos de confianza, que lo lograrían, pero aunque hiciera el gesto o hubiera sonrisa, los ojos no acataban las instrucciones  que ellos le daban.

Tiempo más tarde, llegó Él.  Se enamoró de sus ojos profundos y a la vez cristalinos.  Las estrellas se reflejaban en esos ojos inmensos.

Le encantaba que podía leerla en ellos.  Que podía vislumbrar cada pensamiento en ella.

Ella le dijo un día que le gustaría que alguien le enseñara a sus ojos a mentir, a ocultar, a fingir.  Él la tomó en sus brazos y bebiendo del agua de su mirada le dijo: "Ojalá que nunca aprendas..."


viernes, 11 de marzo de 2016

Lienzo

Se tú mi lienzo en blanco.  Déjame ser quien se siente a admirarlo y después cierre los ojos e imagine el paisaje que ahí ha de habitar.

Acariciar ese fondo blanco que invita a pintar, mientras elijo el más bello celeste para pintar tu cielo.  Verde esmeralda y verde pasto para la hierba lozana donde pueda recostarme a soñar.

Imponentes robles mecen sus hojas al vaivén del viento fresco de la tarde.  Al fondo un sol ocultándose tras majestuosas montañas.

Un río cantarino a un lado, brillante reflejando los últimos rayos del sol.

Te lleno de colores, de formas, de sueños.   Lo hago con calma, feliz de ser yo quien plasme lo que siento en ti.  Mis manos te tocan, te acarician.

Pienso en tí, en esa calma, en esa lozanía natural.  Doy unos pasos atrás y te contemplo.  Se lo que falta.  Me dibujo ahi, en el lugar más querido, en el centro, en tú corazón, justo a tu lado.   Recostados esperando el cielo estrellado que ha de llegar.

He terminado, te contemplo y sonrío.

jueves, 10 de marzo de 2016

Te amo

Te amo.
Hoy, ayer, mañana, siempre y cada día.

Te amo cuando lees y cuando me lees.  Te amo cuando sonríes pero más cuando me sonríes.
Cuando me haces reír, cuando acaricias mi alma y me dibujas sonrisas.

Cuando llegas te amo y te amo cuando te vas, pero más cuando regresas.
Te amo dormida.  Te amo despierta.  Cuando respiro, cuando suspiro y cuando deje de respirar, también por siempre te amaré más.

Cuando te pienso, cuando te veo.  Cuando tu voz me acaricia, y también cuando escucho tu risa.
Cada lunes y cada martes.  Te amo  los miércoles y más los jueves y sobre todo los viernes.  Un poco más los fines de semana.

Te amo cuando lo digo y también cuando lo callo.  Cuando te miro, cuando río, cuando te anhelo.
Te amo todos los días pero más siempre amor mío.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Luna

Cada noche, ella salía a tener la cita acordada.   Se sentaba bajo el cielo estrellado a platicarle su día.
Algunas veces, le cantaba alguna de sus canciones.  Otras, le leía un poco de poesía.  Y muchas otras, solo se contentaba con pensarle y decirle cuanto le amaba.

Puntual a la cita, siempre se encontraba ahí, encomendando a la luna llevar su mensaje directo a su amado, mandando suspiros al aire para que llegaran hasta donde él estaba.

Terminado el tiempo, se incorporaba y con una sonrisa se despedía enviándole un beso.   La luna, les miraba desde lo alto envidiosa.  Cansada estaba de ir y venir trayendo mensajes de tantos enamorados.  Se sentía sola.  Miró con desdén a estos enamorados y decidió dar la vuelta  y mirar hacia otro lado.   Se cubrió con una manta de nube y guardó cada día los mensajes que ella le mandaba.

Él se desesperaba en la desdicha.   Se sentía tan olvidado.  Hacía tanto tiempo que no le llegaba ni una palabra, o un verso, ni siquiera un suspiro pequeño.  Extrañaba cada uno de su besos.  Miraba expectante a la luna, esperando que llegara algún breve mensaje.   La pálida dama, esquivaba las miradas y se movía ágilmente, escurridiza.  Ella no entendía porque había tanto silencio y olvido.

Él se cansó de esperarla.  Ella de su olvido.   Dejó de salir a la cita, comenzó a olvidarse de la poesía.  Guardó cada uno de los suspiros y los besos.

La luna les miraba desde el cielo.  Parte de ella sentía remordimiento, la otra pensaba que era lo justo, que era la vida y que no tenía porque ser su mensajera.  La pálida dama se dio la vuelta, indiferente a la desesperación en que los hundía convenciéndose que era parte de su naturaleza voluble y caprichosa.

martes, 8 de marzo de 2016

Mujer

Mujer que guardas en tu interior toda la magia del universo.
Que gestas en tu vientre estrellas y anhelos.   Que decides hacerlo, que decides no hacerlo.
Mujer que llevas en el pecho un corazón profundo lleno de amor y de anhelos, frágil y fuerte a la vez, reconstruido tantas veces, intrépido y loco al amar, arrebatado como ninguno.

Mujer que ríes y que lloras.  Que creas, que recreas.  Que construyes, destruyes y vuelves a construir.  Que te renuevas, que creces, que naces.

Anda por tu camino con la cabeza erguida.  Lo has ganado, lo cuenta cada una de tus viejas heridas.  Reparte sonrisas, inunda con risas el mundo.  Brinda tu caricia a quien la valore, a quien la corresponda y a quien no, solo deséale buena suerte y déjale ir.

No te canses de ser.  No pretendas una faz que no sea la tuya, nada hay mas chocante que una copia. Una réplica, por muy bien realizada que sea, no deja de serlo.   Se tú misma siempre, aunque a los demás no les parezca, aunque no sea lo que pretenden, siempre se fiel a ti misma.

A ti querida compañera, mi más grande admiración, a ti que eres única, irrepetible, real pero sobre todo, mujer.

lunes, 7 de marzo de 2016

Visita

Te miro frente a mi. Por fin. Tanto soñarte, tanto anhelarte y finalmente estás aquí. Me refugio en tus brazos conteniendo sollozos de emoción. Te siento. Me embelesa tu mirada. Tu voz me envuelve, me hechiza, me acaricia. Se desprende de tus labios para descolgarse hacía cada parte de mi ser. Las estrellas más grandes brillan en el cielo y en tus ojos. Me veo, en ellos. Al fin. Extiendes tu mano para tomar la mía. Miles de descargas eléctricas recorren mi cuerpo, increíbles sensaciones me invaden. Siento tu abrazo tierno pero apasionado. Tan real, tan cálido, tan cercano. Te respiro, te siento, te vivo. Lentamente la luz del alba clarea el cielo y me hace abrir los ojos. Sigo aquí. Tú no estás. Suspiro. Una sonrisa se dibuja en mis labios. "Gracias por la visita amor mío", murmuro.

viernes, 4 de marzo de 2016

Tormenta.

Amado compañero,  a veces lleno de ilusiones, a veces aprisionando en desesperanza, el camino por delante, ese llamado Futuro, nos mira expectante.

No temas compañero.  Hemos andado juntos tanto tiempo este camino.  Lo conocemos.  Hemos enfrentado tormentas, hemos disfrutado de la brisa de primavera.  El estío ha sido glorioso a tu lado.

Cada paso andado ha sido aprendizaje.  Cada instante a tu lado, valioso.  No cambiaría ni una risa, ni una lágrima derramada.  Todo nos ha traído aquí.

Quizás veas tormenta adelante, puede que sea atroz.  Pero la tormenta, al igual que los rayos del sol, son necesarios para la vida. Y las tormentas no nos son desconocidas.

Quisiera evitarte las tormentas, el viento cruel, pero al ser imposible, solo puedo prometer una cosa: prometo caminar a tu lado tomados de la mano, enfrentándolo todo. Ser tu apoyo, tu luz y tu paz.

Tener siempre una palabra de aliento, un abrazo muy fuerte, una mirada cariñosa, todas mis sonrisas y mi amor que te acompañen siempre.

jueves, 3 de marzo de 2016

Infancia

 Esta es mi infancia.  las flores colgando de los muros de la casa de mi abuela. El agua fría de la pila.  Los ladridos de los perros.

El olor fragante de la cocina, de las mágicas manos de mi abuela.  El café con canela.  La limonada con pan.

La voz de mi abuelo desde la sala llamando "mujer" a mi abuela.

Los juegos en el jardín. La  cesta de mimbre repleta de flores, de ciruelos, geranios y pirul.   Las "compras" del juego.

El envoltorio escogido, repleto de dulces, entregado a escondidas con una sonrisa risueña.

Sus manos morenas y su cabello rojo.

Las nubes, corriendo en el cielo, enmarcadas por las copas de los árboles, desde una alfombra de césped.

La casa de mi abuela.  Esa es mi infancia.  Aquellos días cuando nuestros corazones fueron cosidos con hilo invisible.  Cuando su alma se fundió con la mía.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Metamorfosis

Había pasado gran parte de su vida la nivel del suelo.  Conocía el aroma de la tierra, del césped, de las hojas muertas.
A veces se recreaba subiendo por el tallo de una planta, caminando por las ramas, para saborear una hoja.  Así transcurría su vida.

Un día quizás por descuido o quizás por el destino, volteó y miró hacia le cielo.  El celeste intenso la sorprendió, los rayos del sol la deslumbraron.  Había sentido su calor, pero nunca lo había contemplado en plenitud.

Amó la inmensidad de los cielos y anheló poder acercase a él, sentir la fresca brisa, danzar con las nubes.

Subió por el tallo hasta la punta, para acercarse un poco más sin lograrlo.  Buscó otras plantas, y árboles también, pero cada vez se sentía más lejos de ese cielo infinito, de esa inexplicable sensación de libertad que se le antojaba como suya.

Y entonces se conformó.  Se resignó a que nunca llegaría a surcar ese cielo y enterró sus sueños regresando a su rama, caminando de nuevo en la tierra, resignada a ser lo que era y a vivir como se suponía que tenía que hacerlo.

Así habitó su lugar por un tiempo hasta que sintió en su interior que no debí ser así.  Que podía vivir diferente, que podía alcanzar el cielo infinito.   Pero no así.  No como era.  Debía liberarse de todos sus miedos, de todo lo que sabía.  Debía transformarse, debía soñar.

Subió de nuevo a su rama y se acomodó a soñar.  A soñar con ser  diferente,  a soñar que sus miedos se iban para siempre, que podía ser como siempre había querido.
Y se durmió con el sueño de su vida mientras hilos de seda cubrían su cuerpo.   Magia creaba un ser  diferente dentro de aquel capullo.

Cuando despertó, salió de su cuna del sueño y se descubrió tan distinta.   Bellas alas la envolvían.  Comenzó lentamente a extenderlas, después a batirlas, hasta lograr remontar el vuelo para alcanzar su destino.
Respirar la suave brisa, jugar con los rayos del sol.  Ser libre por primera vez y para siempre.

martes, 1 de marzo de 2016

Indiferencia

La indiferencia, esa que mostramos unos a otros y nos distancia cada vez más volviéndonos menos humanos.  Ese no sentimiento que provoca que la soledad se haga más inmensa, tan profunda, porque hemos, olvidado vernos como personas y convertimos en objeto a cuanto ser nos rodea, considerándole carente de relevancia en nuestra vida.

Me niego a seguir la corriente, a tratar a cada persona como si no existiera, como si no fuera.  Todos somos, todos existimos, todos somos imprescindibles para alguien mas.

Cómo dice el poema "Ningún hombre es una isla", no estamos solos, somos nosotros quienes nos aislamos, quienes escindimos a los demás.

Todos necesitamos una mirada comprensiva, una sonrisa feliz que nos ilumine, una palmada en la espalda, un abrazo seguro como un refugio.

Quizás yo sea para ti ese alguien más.  Otra sombra de las que deambulan por tu camino cotidiano, pero si un día te hace falta, sabe que yo he decidido caminar por mi acera repartiendo sonrisas, a quien las quiera, a quien le haga falta.  Y aunque sea para ti sea una extraña, si un día la necesitas, tómala, vístela.  Recibe una mirada amable y por un instante, al menos,  no te sientas solo en este mundo.