miércoles, 11 de enero de 2017

Mariposa

Ella no le conocía.  Solo la vio en un principio volar coquetamente y llenar de destellos el cielo al atardecer.  Un día le miró con admiración jugueteando entre las flores contenta.  Jamás hubiera imaginado lo profundo de sus heridas.

Siempre la había visto volando en lo alto, acariciada por los rayos del sol, nunca tan de cerca.  Pero estaba ahí y sin temor se había aproximado.  Entonces le vio.  Era tan bella, tan llena de matices.  Ahora que podía contemplar sus alas extendidas lo notaba más.   De pronto se dio cuenta.  Una de sus alas estaba rota.   Quiso tomarla en sus manos, acunarla, protegerla mientras sus heridas sanaban, pero temió que sus manos fueran demasiado duras, demasiado torpes para cuidarla.  Temió hacerle más daño al tocarla para guarecerla, que sintiera que pudiera robarle su libertad sin saber que ella solo quería darle un refugio de paz para que reposara.

Se quedó mirándola deseando que comprendiera sus pensamientos, que sintiera la paz que le ofrecía.  Se sentó en la hierba brindando su mano, extendiéndola tímidamente, para cuando ella se sintiera lista para volar hacia la calma que le ofrecía.

miércoles, 4 de enero de 2017

Nacimiento

Estoy parada frente al espejo.  Me miro y me preparo para ese momento.  Hace tiempo que llegaste a mi vida y quiero celebrarlo.  Quiero llevarte en mi,  quiero tenerte en mi cuerpo.
Cosa extraña es la maternidad que incluso no llega a todos los vientres, a veces por destino, a veces por decisión y a veces porque la vida te guarda para ser atada del corazón, no lo sé,  solo estoy segura de algo: quiero llevarte conmigo, quiero sentirte siempre.

Veo la imagen y me parece perfecta.  Es tan juguetona, tan libre, tan soñadora, tan tú.  Me recuesto y me preparo para grabarte en mi  piel.
Viene el inicio, un poco de dolor, pero ser madre duele un poco.  En ocasiones, los anhelos del corazón duelen al llegar al mundo.

De pronto siento como naces, como te formas en mi y me conmueve profundamente.  Pienso: este es mi parto. Naces en mi, de mi.  Las lágrimas inundan mis ojos.  Mi corazón se llena de una dicha cálida que se expande por todo el cuerpo. Ha terminado.  Te miro.  Eres tan bella, flotas en libertad pero siempre mirando a casa, a mi corazón.  Una sonrisa se dibuja en mi rostro, mientras te llevo por siempre conmigo.