lunes, 13 de enero de 2020

Desde que te fuiste

Desde que te fuiste, parece que te hubieras llevado mis palabras contigo.  A veces, las siento atoradas en el fondo de mi garganta, refugiadas en el silencio, temerosas de continuar sin ti.  Otras veces, deambulan por mi mente, deformes, quebradas y unidas sin sentido.

Una parte de mí quiere seguir adelante, soltarte y ya no pensar tanto en ti, alejarse del dolor que le provoca tu ausencia, pero otra, la más terca, la que más se te parece, insiste en pensar en ti, en tenerte presente en los detalles, en olvidar de pronto que ya no estás.

De pronto, todo parece normal, un día cualquiera y hasta hablo contigo.  Te digo lo que pienso, lo repaso para cuando te vea y entonces recuerdo que no puedo, que te has ido para siempre y las palabras se quedan en el viento, extraviadas, sin saber o tener a dónde ir.

¿Será que llegará el día en que no duela tu recuerdo?  ¿Es posible que tu memoria llegue y solo produzca sonrisa y no esa extraña nostalgia? Nostalgia...recuerdos que producen dolor en el alma.
Quizás sea que con quien tengo que reconciliarme es conmigo, perdonarme por todo el tiempo desperdiciado, por todas las llamadas que pude haberte hecho y por las que no debí haber apurado, por todos esos cafés que por prisa no me tomé contigo. Creo que tal vez tú sí sepas que cada uno de ellos que tomo en silencio, es una conversación que tenemos y que pienso en ti cada vez que  se me enfría el café.