viernes, 29 de enero de 2016

Recolector de sonrisas.

Él pasaba todos los días por esa acera.  Miraba hacia el balcón esperando verla.  ¡Cómo le gustaba mirarla!  Un día, distraído volteó a ver el balcón y la vio.  Etérea, con la vista perdida en el horizonte sonriendo.

Se enamoró de su sonrisa.  Después, cada vez que pasaba, volteaba deseando que la fortuna le diera otra sonrisa como la que vio  aquel día y la Diosa Fortuna, benévola, le regalaba una más cada día.

El las guardaba, las atesoraba en un pequeño cofre como su más preciado tesoro.   Se decía a sí mismo que era el recolector de sus sonrisas.  Se sentía tan afortunado de pasar siempre en el justo momento en el que ella sonreía.

Él no lo sabía, pero ella lo vio primero.  Lo veía pasar distraído diariamente, siempre a la misma hora. Entonces, llegada la hora, abría el ventanal y se recargaba en el balcón, como mirando hacia el horizonte, hasta que Él aparecía dando la vuelta en la esquina y le dibujaba una sonrisa, su sonrisa.

miércoles, 27 de enero de 2016

Flor de los deseos.

Desde niña amó las flores de los deseos.  Ésas que tienen dos vidas y en la última cargan con anhelos.
Ella se lo dijo.  Le contó cuanto amaba regar los deseos de un solo soplido.   Él no lo olvidó.

Un día miró nacer una flor de los deseos en su camino.  La cuidó, la guardó para ella.   Con extremo cuidado, como guardando un rayo de luna en la mano, le llevó hasta ella.
Pensaba en su mirada, deseaba su sonrisa, la misma que él tenía en los labios en ese momento.

Llegó a su lado, liberó la  flor de los deseo y la puso delante de sus ojos, los cuales le regalaron el brillo mas intenso que jamás había visto.
Dando saltos de alegría le sopló, mientras reía como esa niña que fue y que era, lanzando al viento su más grande anhelo,  el cuál -aún- disfruta a su lado.

martes, 26 de enero de 2016

La misma luna.

El tiempo se detuvo, la distancia desapareció, el espacio se redujo.
"Yo también" dijo ella. "No sé cómo, ni porqué pero si, así es".

Él dijo que la elegía para complicarse la vida, para convertirla en el amor de su existencia.  Ella respondió "si, ya lo he decidido"

Se alcanzaron mirando a la misma luna y se perdieron en un abrazo del alma.
Él se hundió en sus ojos, se perdió en su sonrisa.   Ella cayó en sus letras, las removió con sus brazos como hojas secas del otoño más hermoso que había visto.

Sus corazones se ataron, al menos por un instante, lo que fuera que durara ese glorioso instante

lunes, 25 de enero de 2016

Adiós...

Él dijo que sería un nuevo comienzo. Ella ni siquiera lo supo.  De pronto estuvo fuera de un corazón en el que nunca se dio cuenta que vivía.

En medio de un mundo  aparente lleno de gritos y palabras al aire, la cubrió de despedidas y desprecio.  Solo olvidó una cosa, que ella vivía solo en su mente.

Ella.  Ella que no le pertenecía pero que sentía tan suya.  Ella a quien sacaba por la puerta de su vida y le cerraba la ventana.

"Adiós para siempre", le dijo mientras la veía alejarse caminando por el sendero en el que iba desde el principio.  Desde la primera vez que la vio.
Ella volteó y le sonrió.  "Buenos días, por última vez..."