Muchas veces me pregunto si lo que hago es lo mejor, o si debería de estar donde estoy. Me doy el lujo de pensar que soy subvaluada y que mi lugar es otro.
Sin embargo, esta semana he estado pensando que Dios me ha colocado en el lugar exacto donde Él me necesita y donde puede utilizar los dones que me ha otorgado con quien es necesario.
Cuando el Señor muestra por medio de una dura disciplina que solo soy un instrumento en sus manos dirigido hacia las personas con quienes quiere que trabaje, puede ser tan gratificante y llenar tanto de gozo mi vida como no lo podía haber imaginado.
Es tan impactante ver la influencia que puedo tener cuando pongo mi vida en obediencia y permito que su poder fluya a través de mí, pero también es una gran responsabilidad pues cuando no me sujeto a su autoridad puedo ser de tanto tropiezo y daño.
Hoy por hoy, disfruto el gozo que Él me da por medio de mi labor diaria y de ver los avances que me ha regalado hasta ahora en cada uno de mis pequeño.
¡Qué compromiso, qué compromiso!
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