martes, 12 de julio de 2016

Musa

Cierto día una musa desempleada caminaba por la vereda tratando de dar sentido a su destino.  Recordaba días pasados cuando inspiraba.   Cuando se encontraba en las letras y viajaba de la mente de un poeta a otro

Sentada e la banca de un parque, contemplaba todo a su alrededor.  La luz del ocaso muriendo lentamente, las hojas de los árboles danzando con las caricias del viento.

Aspiró el aroma de la tierra húmeda  bajo sus pies, la hierba recién cortada.  Escuchaba los trinos de las aves,  las risas de los niños.
¡Tanto le quedaba por dar, por inspirar! ¿Cómo había llegado ahí? ¿Cuando perdió su rumbo, su propósito, su razón de ser?

Levantándose, reanudó su camino hacia ningún lado.  Un aviso de ocasión  en un árbol le sorprendió: "Se busca buena musa de tiempo completo.  Sepa encontrarse en las letras.  Interesadas presentarse en el domicilio abajo descrito.  Sueldo según aptitudes.  Se paga con letras."

Una sonrisa se le dibujó en el rostro.  Tomó el anuncio y con un brillo en los ojos se dijo: "He vuelto"

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