miércoles, 15 de noviembre de 2017

Como todos los días.

Cierro mi libro y me pongo las sandalias, es hora de preparar el baño.  En el momento que tengo listo todo, te aviso y tú, como todos los días, corres y te ríes para ganar tiempo, para evitar que te desvista.  Cuando al fin lo logramos, juegas con tus juguetes en la bañera y platicas desde allá.  Voy a bañarte y te dejo "Otro ratito pequeñito, shi?" para que te diviertas en la bañera unos minutos más. No puedo evitarlo, esa frase me desarma todos los días.

Después de un rato, la mamá de a de veras, la que se preocupa, dice que ya es hora de salir de la bañera y entonces el amor de tu vida va y te saca para llevarte a tu habitación envuelta en toallas, ¡Cómo amas a ese padre tuyo...!
Después de la pijama, viene la hora del cuento.  "Yo lo escojo" dices y saltas al pequeño librero a buscar uno mientras yo cruzo los dedos pensando "Que no sea el papá mago, que no sea el papá mago...", pero si, casi siempre es "Si tienes un papá mago".

Me acuesto contigo en los brazos y comienzo a leerte y veo como cada vez preguntas más cosas, cómo te concentras en los detalles.  Cada noche eres un poco más grande.
Comienzas a quedarte dormida pero no olvidas decir tu parte al final, cuando decimos: "colorín, colorado, este cuento... ¡se ha acabado!" Entonces volteas y como todos los días,  me dices: "Te puedes quedar otro ratito pequeñito, shi? y por supuesto que me acomodo y te abrazo.  ¿Quién podría decirte que no? ¿Quién se resistiría a tenerte abrazada mientras comienzas a quedarte dormida? ¿Quién no daría todo por oler tu cabello recién lavado y acariciar tu nariz?

Apagas la luz y regresas a mis brazos.  Nos quedamos en silencio, tú durmiéndote y yo embelesada contemplándote.  Miro tu rostro tranquilo, acaricio tu cabeza, tus mejillas y entonces puedo ser testigo inmediato de la perfección, yace frente a mis ojos.  Y al igual que todas las madres, pienso que eres lo más hermoso que hay en este mundo, como todos los días.

Te beso en la mejilla,  y susurro las palabras mágicas que te doy cada noche, copiando al papá mago: "Te amo, gracias por llegar, por existir.  Descansa y ten sueños felices y divertidos"  Casi siempre sonríes aunque estés dormida.
Salgo en silencio iluminada por ese momento, inmensamente feliz por el día de tu llegada, admirada de que estés en mi vida. Si, así como todos los días.

2 comentarios:

Coŋejo pestilente dijo...

Tiene varios blogs no sé cual seguir pero creo que este es su principal ¿o no?

Ana Figueroa dijo...

Si, éste es mi blog principal, los demás son de trabajo excepto Deshilando Historias que es de un taller de escritura en el que participé. Gracias por leer.