Temido en su furia devastadora, suave al mecer sus cabellos al ocaso.
Viento que viajas, que transportas semillas preciosas. Que haces danzar todo aquello que recoges en tu vuelo, que vas al norte y al sur de regreso, que revoloteas y juegas, que acabas y destruyes.
Viento libre, viento travieso, viento que alborotas su cabello, que acaricias su rostro, que te robas y te llevas su aroma.
Viento que cargas con sus suspiros, que levantas las hojas a su paso. Cómo envidio tu ser, tu naturaleza!
Pero sobre todo esa invisibilidad que te permite tocarle...
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