lunes, 30 de mayo de 2016

Cielo nocturno

La miró iluminada por la luz de la luna. Su silueta definida por los argentinos rayos se destacaba del resto del paisaje.

La suave brisa veraniega agitaba sus cabellos mientras acariciaba sus sonrojadas mejillas.

La miraba en silencio, embelesado, temiendo que al pronunciar una palabra ella desapareciera, se esfumara cual visión, cual rayo de luna.

Sus ojos le atraían como el canto de las sirenas a Ulises; le llamaban.  Pensaba que no le importaría perderse en ese negro abismo lleno de estrellas.

Lentamente se acercó a ella y le tomó bajo el fulgurante cielo nocturno.  Ella se rindió a él, mientras mandalas de mil colores se extendían a su alrededor.


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