Tantas bocas le habían pronunciado, tantas lenguas extranjeras habían cambiado su nombre que a veces ni se reconocía a sí mismo.
Era el I love you, de los de habla inglesa, el Ti amo de los italianos, Eu te amo en portugués. A veces sonaba fuerte; Ich liebe dich, ladraban los alemanes y su favorito, el Je t'aime parisino.
Pues paseaba de boca en boca, perdiendo un poco de su esencia en cada persona. De pronto lo decían por aquí y por allá, sin sentirlo, sin entenderlo, y era justamente de esa manera como perdía poco poco su significado, se desvanecía.
Soñaba con encontrar unos labios y un corazón que lo entendieran. Que le dieran cuerpo y presencia cuando lo pronunciaran. Por esa esperanza aceptaba ir y venir en su búsqueda de un corazón sincero.
Le había sucedido. Salía de labios de madres que besaban a sus hijos. De pronto, un par de enamorados. Aunque hacía ya tiempo no pasaba.
Entonces sucedió. Llegó a su corazón. Él se había prometido no habría nadie más, había dejado de buscar el amor. Y ella llegó. Tenía ese "Te amo" viviendo cobijado en sus ojos. Se alimentaba de su brillo. Él la miró y fue entonces cuando llegó directo a su corazón.
Ese pequeño te amo sintió como un calorcillo lo alcanzaba y se iba expandiendo, haciéndole crecer, llenando ese corazón que lo albergaba y como se extendía por todo su cuerpo.
Paseaba de los labios de Él a los de Ella, creciendo y vivendo su sueño habitar en un par de labios que entienderan y sintieran la plenitud de su significado.
1 comentario:
pudiese corregir una otografia casi al terminar?
Esta bonito, gracias por compartir.
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