Que la suave brisa refresque tu rostro en el estío y los cálidos rayos del sol te calienten en el crudo invierno.
Que hoy y cada día, el aliento de vida permanezca contigo. Que la mano del Padre te guíe y te proteja.
Que la alegría inunde tu ser cotidiano. Y si acaso la tristeza y la prueba te cercan, recibas luz y fortaleza de lo alto.
Que la sabiduría y la prudencia guíen tus labios y siempre halla palabra de aliento para compartir a los de tu alrededor.
Que tus manos sean bendecidas y disfrutes de su trabajo honrado. Que sean prontas tanto para la tarea como para la caricia.
Que mi amor te acompañe a cada instante y que tu corazón lo sienta siempre. Que vivas en mi pensamiento y por decisión propia me pertenezcas.
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