martes, 23 de febrero de 2016

Indomable

Eres como el recuerdo que tengo del mar en mi infancia.   Como aquel mar indomable e impetuoso. Hermoso como ninguno.   Enigmático, fuerte y violento.
Sus aguas azules brillando al sol, yendo y viniendo en libertad absoluta, a su entera voluntad.

Y como el mar, eres incontenible, indómito.   Imposible de detener.   Antes no lo sabía.  Quise ponerte en una represa, quise apaciguar tus aguas para meterme a nadar en ellas.  No sabía que era una utopía.

He decidido hacer lo que debía desde el principio.  Sentarme a la orilla de la playa a mirarte. Escuchar el ir y venir de tus olas, observando lo que deja tu marea mientras te alejas en libertad.

Después me levantaré y te contemplaré por última vez.   Respiraré tu brisa salada y cerraré los ojos para escuchar y atesorar tu sonido marino.
Tomaré una pequeña caracola que arrojaste fuera de tus aguas y me iré caminando mientras tus olas borran mis huellas de la arena.

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