lunes, 1 de febrero de 2016

Perdidos


Todas las noches se reunían en sus sueños.
En ocasiones era una danza sin fin mirándose a los ojos, en otras, una sinfonía de cantos celestiales llenos de júbilo.
A veces solo era contemplarse mutuamente y perderse en sus ojos y su sonrisa.

Cada noche se citaban, cada noche se encontraban.  De la misma forma que las nubes recorren el horizonte, sus almas viajaban para encontrarse bajo la misma luna.

Nunca se dieron cuenta, nadie les advirtió del peligro. En un sueño casi palpable, sus almas quedaron prisioneras de un amor tan inmenso que no cabía en este mundo y siguen ahí, bailando esa danza sin fin, ajenos a las reglas de este mundo y a sus habitantes.

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